Un laboratorio sexual en casa
¿Es la realidad virtual la siguiente conquista del contenido para adultos?
Hablar de contenido para adultos no estaba en mi lista de to-dos hasta que leí a Samantha Cole, de 404 Media, escribiendo sobre ello.
🚀 Esto es WATIF. El resto es historia.
Una de las cosas que más me impactó de Copenhague, más allá de los rollos de canela o de la estética neutra y nórdica de la ciudad, fue una tienda en concreto. Me quedé plantada observando frente a su escaparate, a sabiendas de que quienes estaban dentro no podían mirarme de vuelta. Eran seis o siete hombres y llevaban unas gafas de realidad virtual. Estaban de pie y algunos daban manotazos al aire con lo que parecían unos mandos. Asumí que estarían jugando a videojuegos, pero ahora me pregunto… ¿estarían viendo porno?
No sería descabellado. El 60 por ciento de los principales sitios web de realidad virtual son porno y el 68 por ciento de quienes tienen un casco de RV han visto contenido para adultos alguna vez. Aun así, existe cierto desconocimiento y algo de reticencia. Al charlar con mis amigos sobre el tema, algunos se sorprendían –¡¿Se puede ver porno en realidad virtual?!–; otros mostraban, orgullosos, que ya lo sabían, lo que me dejaba pensando si tendrían un casco de RV en casa.
La industria pornográfica siempre se ha caracterizado por ir a la cabeza en la adopción de los avances tecnológicos. Desde el uso del DVD hasta la implementación de pagos seguros en línea, el porno ha sido pionero en la integración de la tecnología en su trabajo y la situación no ha sido diferente con la realidad virtual. Ese rol de vanguardia hizo que el contenido para adultos en RV comenzara a dar sus primeros pasos en un espacio yermo: empresas y actores arrancaron en una industria donde faltaban recursos y todo se basaba en la experimentación.
Han pasado diez años desde ese momento y aún surgen incógnitas: ¿tiene la realidad virtual el potencial de revolucionar el porno? ¿Y de promover encuentros cada vez más aislados y digitales? ¿Qué pasa con nuestras interacciones íntimas: preferimos lo virtual a lo terrenal? ¿Las tecnologías que facilitan experimentar un porno cada vez más cercano, como Only Fans o las cam girls en RV, se podrían considerar una especie de engaño a las parejas de carne y hueso?
La génesis pornográfica
En 2014, Ela Darling comenzó a sentir curiosidad por el sector emergente, pero no sabía cómo adentrarse en él. Internet y, concretamente, Reddit le abrieron la puerta a ese nuevo mundo: alguien buscaba talento para grabar porno en RV. «Lo hago yo», respondió en el foro en línea. Lo que se inició como una prueba amateur en una residencia universitaria –su socio comercial era tan solo un estudiante de 20 años– acabaría convirtiendo a Ela en la primera cam girl en realidad virtual del mundo. El momento era incipiente: el primer casco de RV para los consumidores, el Oculus Rift, no llegó al mercado hasta marzo de 2016. Hasta entonces, los únicos espectadores de las transmisiones en vivo de Ela eran los mismos desarrolladores de RV familiarizados con la tecnología. Entre el nacimiento de este nuevo formato y su puesta a disposición al público, Ela y su socio habían fabricado su propio equipo, grababan con GoPro y probaban complejos cálculos matemáticos para corregir la distorsión de la lente y simular la mirada humana. Querían conseguir una experiencia verdaderamente inmersiva, que el usuario se sintiera parte de la acción, que fuera el protagonista de la escena.
Con los mismos retos se encontraron los fundadores de Virtual Real Porn, la primera empresa dedicada al contenido para adultos en realidad virtual fundada en Zaragoza en 2013. También dieron con la idea de negocio por casualidad: uno de ellos, desarrollador informático, recibió un casco de RV de otro desarrollador antes de que se comercializara, intentó ver porno con él y no encontró contenido. A falta de tenerlo… ¿por qué no crearlo?
No era sencillo, había que tener en cuenta multitud de desafíos que afectaban a la experiencia de usuario: desde movimientos de cámara que podían provocar mareos o vómitos hasta evaluar incorrectamente la distancia de los ojos. Eso no es todo: los actores y actrices también siguen haciendo frente a algunas dificultades. Imaginemos un encuentro sexual donde una persona está encima de la otra. La que está tumbada debe quedarse completamente quieta y en silencio, porque está haciendo el papel de espectador que consume el contenido a través de su casco de RV. Por ese motivo, no puede emitir ni un “ahhh” ni “ohhhh”. Cualquier pequeño sonido podría sacar al usuario de la experiencia inmersiva y nadie quiere escuchar un gemido indeseado.
Trabajadoras sexuales, terapeutas en línea
A las complicaciones en el consumo de porno en realidad virtual se suman ciertas ventajas para los consumidores. «Cualquier trabajadora sexual te dirá que la mitad de nuestro trabajo es básicamente ser una terapeuta sin licencia», me dice Ela Darling. Lo ilustra con un ejemplo: la actriz texana comenzó haciendo videollamadas en RV con una audiencia muy limitada, tanto, que hubo un día en el que solo se presentó una persona. La performer le preguntó al chico qué quería ver y él le comentó que solo tenía ganas de pasar el rato. Lo acababa de dejar con su pareja y buscaba compañía. Para ese usuario, su lugar seguro se convirtió en el dormitorio de Ela Darling.
La elección del chico puede tener que ver con lo que me explica Ela: los usuarios sienten una conexión y vínculo mucho más cercano cuando usan las gafas de RV que el que se genera al simplemente ver relaciones sexuales en pantalla. No va desencaminada: algunas investigaciones científicas afirman que quienes consumen contenido para adultos con los cascos puestos tienen más oxitocina en la saliva y se sienten más deseados o excitados, lo que puede mejorar la calidad del semen. En el Institut Marquès, una clínica de reproducción asistida en Barcelona, colaboran con Virtual Real Porn, y todas las salas de obtención de semen cuentan con su propio casco de RV para «la mejora de la excitación».
En este contexto de soledad, el porno en realidad virtual se convierte en una suerte de refugio para un público eminentemente masculino (más del 80 por ciento de los consumidores son hombres y 5 de cada 10 son menores de 34 años). Eso explicaría por qué existe cierta inclinación por el contenido que emula la dinámica de una pareja, algo más coqueto, acogedor e íntimo.
¿Y si todo ello pudiera potenciarse con otras tecnologías? Pongamos que la utilización de la IA se extiende en la creación de la pornografía –uno de los usos que más inquieta a los pornógrafos–. Paulita Pappel, organizadora del Festival de Cine Porno en Berlín, imagina una IA similar a la que representaba Jude Law con el personaje Gigoló Joe en la película A.I. Inteligencia Artificial de Spielberg. Igual que el robot, programado para satisfacer a mujeres, podríamos dirigirnos hacia un futuro donde cada persona pudiera personalizar avatares con fines sexuales. Tener sexo con quien tú escojas, desde el intérprete de The Holiday hasta un actor porno en concreto. Escucharla me recuerda a la aplicación Replika. En ella, los usuarios pueden crear perfiles de parejas en línea e incluso mantener conversaciones subidas de tono con una inteligencia artificial. Todo para hacer frente a un aislamiento no deseado, bien sea con cam girls en vivo a través de realidad virtual o conversaciones por chat donde se crea la falsa sensación de que hay alguien al otro lado. La cuestión es recibir una respuesta.
Entonces ¿es la realidad virtual la siguiente conquista del porno?
Es la pregunta que el sector lleva haciéndose más de diez años. Con cada nuevo curso, parece que las gafas de realidad virtual se convertirán en el complemento generalizado para ver porno, pero ese boom no acaba de producirse. A pesar de que los datos pronostican el éxito de la industria, con unos ingresos de cara al 2030 de 124.510 millones de dólares, y de que las grandes tecnológicas como Meta o Apple están apostando por esta tecnología, la opinión de los expertos dista de la predicción: «Me encantaría que fuera el caso, porque me encanta la realidad virtual. Siempre estamos a un par de años de que todo el mundo tenga un casco de RV en su casa y lo use todo el tiempo. He estado escuchando esta mierda durante 10 años», dice Ela Darling.
Virtual Real Porn tiene una opinión parecida. Su audiencia mayoritaria no está en España o Europa, sino en Estados Unidos. «La gente todavía no conoce el porno en RV. Es lo que pasa en mi entorno mismamente, en Zaragoza», explica Leonor Laplaza. Me cuenta que ve potencial en la realidad virtual cuando se convierta en un dispositivo tan masificado como una pantalla plana o un smartphone. «Las funciones de las gafas de RV, en determinadas ocasiones, ya las cubre un smartphone». De ese modo, no cree que se vaya a democratizar su uso hasta que no se equilibre el precio (el más económico puede rondar los 300 euros) y se convierta en un objeto más liviano.
Así, el porno en realidad virtual se podría catalogar de contenido especializado para un grupo limitado de personas. «Los cascos de RV son típicamente dispositivos de juego y, normalmente, se compran para niños. Obviamente, algunos adultos lo usan, pero tiene que haber suficiente contenido para llevar el dispositivo en sí». De lo contrario, se podría caer en asociar el casco de RV con «un masturbador facial», reflexiona Ela Darling.
La tecnología ya permite montar un gimnasio sexual en casa con juguetes o muñecas hiperrealistas, contenido generado con inteligencia artificial o realidad aumentada, o guantes hápticos, que permiten notar sensaciones tácticas vinculadas a la imagen. Pero la cuestión es: ¿a qué precio?
Ela Darling reconoce que la gente quiere ver porno rápidamente y no hacer un ritual para consumirlo. Añadir varias tecnologías cada vez más sofisticadas al acto carnal puede emular experiencias más íntimas, pero también apartarnos más los unos de los otros. «Imagínate en tu casa con tus gafas de RV, tus cascos, una vagina en lata y un guante háptico. Tu madre entra a la habitación y tú no te enteras. Cuantas más facilidades demos a la sociedad para quedarse en casa, peor», reflexiona Leonor Laplaza. Desde la empresa, quieren que el porno continúe transformándose e implementando nueva tecnología, pero con cabeza. Al fin y al cabo, rematan, «no esperamos que la gente tenga un laboratorio en casa para ser un niño burbuja».
El semáforo
🟢 Tom Holland y Zendaya se han prometido. ¡¡¡¡Esta es la noticia buena de la semana!!!!
🟠 Esto me parece interesante. En Maine, algunas personas encarceladas están consiguiendo trabajos o becas con empresas gracias al teletrabajo. Es el caso de Preston Thorpe, un ingeniero en una asociación sin ánimo de lucro, en prisión por dos delitos relacionados con drogas. Lo bueno: acelera el proceso de reinserción; lo no tan bueno: la opinión de las víctimas.
🔴 Nunca imaginé que diría esto, pero la calculadora de nuestro móvil tiene historial. Si tienes iPhone, date prisa y borra el 18-7…
Nuevo año, nueva oportunidad de encontrarnos
Los WATIF live! están de vuelta. Ya sabes: grabamos el pódcast con público y tú vienes, te ríes, te tomas unas cervezas o unos refrescos gratis, nos conocemos y además aprendes. ¿Qué más le puedes pedir a un miércoles tarde? Claramente, este PLANAZO.
Te esperamos el próximo 15 de enero con nuestro nuevo evento en Madrid. Creo que es uno de más chulos hasta la fecha.
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