El otro día me invitaron a dar una charla a chavales de 10 años. Les conté qué significa ser periodista y les di consejos para producir un pódcast para el cole. El mejor comentario lo dejó un niño cuando pregunté si sabían cómo hacer contenido más atractivo para los oyentes: «Exagerarlo todo mucho». Touché.
🚀 Esto es WATIF. El resto es historia.
Hace un tiempo que mi experiencia en internet se ha deteriorado de forma atroz. Twitter, antaño mi plataforma favorita para la información, el debate y el descubrimiento, ha dejado de ser útil o estimulante. Me da tanta pereza entrar y publicar que estoy incluso dispuesto a llamarla X, tal y como quiere su dueño Elon Musk.
Pero soy consciente de que X no lo es todo. Hay usuarios que abandonaron la red social hace años. Muchísimos otros jamás la usaron. Para esas personas, entre las que quizá te encuentres, el internet de las redes sociales no se ha pervertido tanto como para mí. Pero eso podría estar cerca de cambiar.
Mark Zuckerberg anunció este enero un cambio potencialmente trascendental en las políticas de moderación de Instagram y Facebook. Su decisión pone fin a la relación de Meta con los verificadores (por ahora, solo en Estados Unidos), prevé empezar a permitir determinados tipos de mensajes (más retórica anti-LGBTQ+ y antiinmigrantes) y propone devolver prioridad al contenido explícitamente político (con lo que podrías empezar a ver mucha más política en tu feed de Instagram).
El miedo es que redes sociales como Instagram se conviertan en lo que ya es X. Lo resumía bien el periodista Kiko Llaneras este domingo: la de Musk es una plataforma que «recompensa la indignación», «premia las ideas simplistas» y «nos polariza», entre otros sesgos que deterioran la experiencia y nos convierten en peores usuarios (y en peores seres sociales).
«Eso se une a un sistema basado en la adicción y la insatisfacción constante que ya nos tenía al límite», me dice por email la periodista Delia Rodríguez, una de las voces referentes sobre internet en España. Ese es el escenario decadente que muchos ya experimentamos en Twitter desde hace meses y que ahora podrían empezar a ver los demás en redes hasta ahora menos politizadas (y polarizadas).
«El problema es que actuamos como si estuviésemos en una plaza pública y no lo estamos. Estamos dentro de un centro comercial», me dice por videollamada Ainhoa Marzol, creadora de la newsletter sobre cultura de internet gárgola digital. «Todas las decisiones que se tomen para mí no son políticas, sino sintomáticas de un capitalismo extremo».
Como medio que explora tendencias de futuro, creemos que también podemos ayudar a definir un mañana mejor. Por eso, con la ayuda de Delia, Ainhoa y otros cuatro expertos a los que confiaría mi existencia en la red, he compuesto esta guía para aprender a navegar de una forma más enriquecedora y estimulante.
Lo que sigue es un compendio de 20 consejos accionables con los que construir juntos un internet mejor.
🤳 Si te quedas en las grandes redes algorítmicas:
1. Fija un objetivo. Delia lo resume estupendamente: «La solución es navegar mejor, de una forma consciente y deliberada, sin perder la noción del tiempo o el objetivo de la sesión». Si es entretenimiento, entretenimiento. Si es conocimiento, conocimiento.
2. Cuida que no te atrapen. Las redes ahora son un poco «agujero negro», me dice Ainhoa, y se aprovechan de que siempre estamos en nuestros móviles. Con ellos, señala Janira Planes, brand strategist de HAMLET, es fácil «entrar a un bucle sin darte cuenta», así que intenta escapar cuando percibas que te han atrapado.
3. Elige bien tus dispositivos. Si la fricción en el móvil hace tan sencillo acabar enganchado a un feed vertical de vídeos cortos, elige mejor dónde consumes según qué redes. ¿Eres adicto a Instagram? «Pues déjatelo solo para ver en el portátil», como dice Janira. Ahí la interfaz es una caca y seguro que no pasas tanto tiempo. Yo ya me he aplicado el cuento con Twitter. He borrado la app de mi teléfono para evitar el agujero negro.
4. Desactiva las notificaciones. «Son como interrupciones en tu día a día, te desvían muchísimo la atención», me cuenta Janira. «Al final, todo puede esperar. Para mí es la recomendación top para intentar ser consciente de cuándo entras a las plataformas y cuándo no».
5. Ponte un límite de tiempo. Ainhoa y Eva Morell, content curator de Flipboard, se ponen límites de 30 minutos en Instagram a través de los ajustes de sus móviles. Tras media hora, el acceso a la app se bloquea. Eso hace mucho más sencillo entender cuánto estás entrando y cuándo le pides a tu dispositivo que te dé «cinco minutillos más».
6. Aleja tu móvil. «Deja cargando el teléfono fuera del dormitorio y lee un rato antes de dormir», recomienda Delia. «Y no mires el móvil en la primera hora de la mañana; ayuda a no estar tan enganchada el resto del día».
7. Consume conscientemente. En Silicon Valley, los jefazos te analizan según tu «tiempo de uso». Tu forma de rebelarte es usar una métrica más saludable: «tiempo bien invertido». Janira me propone algo que ha visto en Instagram: «1 hora de Twitter o TikTok al día, pero DEBE estar seguido de 15 minutos» de escribir lo que más te ha interesado o hecho reflexionar.
8. Doma al algoritmo. «En el buscador de Instagram, pon cosas que te gustan, da likes a cosas que te gustan, haz carpetitas en los guardados y clasifícalas», me dice Eva. Me encanta su justificación: «¿Por qué? Cuando llevas 10 días haciendo eso, Instagram a mí ha dejado de ponerme discursos de actores, de actrices, de gente haciendo el tonto, accidentes de coche y tal. Yo solo veo cabañas». Contexto: Eva tiene una newsletter de cabañas.
9. Apaga a los tontos. Ah, y obviamente, como también apunta Eva: «Las opciones de silenciar y de bloquear no se han eliminado, utilízalas». No te sigas enfadando con el mismo de siempre. Bloquéalo ya.
✍️ Si quieres publicar en ellas:
10. Evita el ruido. Antonio Ortiz, del pódcast sobre IA monos estocásticos, apunta que «un montón de gente está en el negocio del ruido» y se deja llevar por «los incentivos del volumen, de la cantidad, de llevarlo todo al extremo». Eva ve lo mismo: «Nos abocamos a una era de vídeo, a una era de creación de contenido y de todos somos creadores de contenido y queremos vender y vender y vender». Ainhoa sentencia por mí: «Haz realmente lo que te da la gana hacer y no eso con lo que te premia internet».
11. Recupera el romanticismo. «Deberíamos recuperar lo que era Instagram», me dice Eva. «Publica tu diario, tu vida, tus cosas, fotos de aquello que te gusta». Para Eva, esa esencia es lo que haría que la gente volviera a publicar sin miedo a llegar a unas métricas concretas o a que solo dejamos de ser invisibles si publicamos constantemente. «Yo creo que ese miedo hay que quitárselo, ponerse un proyectito y decir, ‘Pues todos los días voy a poner una foto de un disco que me gusta’».
12. Sé específico (o muy friki). Ainhoa aprecia a quienes «hacen cosas extra porque les da la gana», especialmente cuando son proyectitos superconcretos. Por ejemplo, una cuenta de memes sobre heridas medievales. «Es la contribución de lo que esa persona quiere ver en internet».
13. No te exijas tanto. «No hace falta ser el mejor en algo, saber muchísimo sobre algo para empezar a publicar», me dice Janira. Sé más informal. Antonio coincide: «A veces, esa autoexigencia es demasiado». Basta que haya 5, 50 o 500 personas a las que tu contenido le puede importar y eso ya es por sí mismo increíble. ¿Crees que el de las heridas medievales empezó pensando que lo petaría tantísimo? Y aunque no lo hubiera petado, ¡su aportación ya era la hostia en cualquier caso!
🚀 Y si prefieres irte a redes alternativas:
14. Busca amigos. Apuesta por las comunidades privadas en WhatsApp, Telegram o Discord, como me describe Ainhoa: «Al final del día, lo que quieres es llegar a un sitio en el que estás tranquilo y con tus colegas».
15. Encuentra tu nicho. Un apunte de Marta Peirano, columnista de El País especializada en poder y tecnología, que me encanta: «Las redes sociales siempre han sido como discotecas. Llega un momento en el que son aburridas». Y entonces nos empezamos a repartir por otros lados: «Los jebis se van a una, los rocabilis se van a otra». Hay grupos privados de montones de temas diferentes en plataformas como Discord. Búscalos.
16. Percátate de tu burbuja. Una vez dentro de esos grupos privados, sé consciente de los sesgos ideológicos y pincha tu burbuja de vez en cuando en busca de opiniones dispares.
17. Lee de tapa a tapa. Marta quiere que volvamos a leer periódicos de principio a fin. De esa manera, «lees sobre las cosas que te obsesionan», pero también «sobre las que no tienes ni idea, pero que también están ocurriendo en el mundo». Así, te llevas una imagen más global.
18. Apuesta por la reflexión. Eva me cuenta que «las newsletters por ahora me parecen genial porque puedo controlar qué quiero leer». Pasa lo mismo con los pódcasts, sugiere Antonio, y con todo ello uno puede encontrar «un equilibrio en el consumo de contenidos; un poco más razonable, profundo y reflexionado». Delia recomienda «Innoreader, un lector de RSS con el que sigo a los medios y autores que me interesan».
19. Sal a la calle. «El tiempo de las grandes plataformas digitales, tal y como las conocemos, se ha acabado», me dice Marta. «¿Dónde estar? Pues probablemente en la calle».
20. Y sigue a estas cuentas. Le pedí a nuestros invitados que me mandaran las mejores cuentas que siguen ahora mismo, así que pon un poco de felicidad en tus feeds con estos follows:
Marta: los tuits de Molly White (Twitter), los boletines de Matt Levine (newsletter), los vídeos de Tiny Desk (YouTube) y la cuenta de Netflix Is A Joke (Instagram).
Antonio: los tuits de Gemma Goldie (Twitter) y AI OR DIE (Twitter), y la cuenta de Serious Eats (Instagram).
Eva: los tuits de Artnau (Twitter) y de Astronomy Picture of the Day (Twitter), y las cuentas de Comfort TV (Instagram), Hana Katoba (Instagram), The Modern House (Instagram), Soul in the Kitchen (Instagram), Estudio Santa Rita (Instagram), Alex Kittoe (Instagram) y Diet Prada (Instagram).
Delia: los boletines que sostienen su fé en internet, el de Carmen Pacheco (newsletter) y el de Ainhoa (newsletter).
Janira: los tuits de Blanca Pujals (Twitter) y Edmond (Twitter), los tiktoks de Maria Cloé (TikTok) y las cuentas de Ana Andjelic (Instagram), Brenda Hashtag (Instagram), Horses and memories (Instagram) y Mar Vallverdú (Instagram).
Ainhoa: los vídeos de Brian David Gilbert en Polygon empollándose cosas absurdas para hacer vídeos increíbles (YouTube).
Y a ti, ¿qué cuenta te hace feliz? Déjamela en los comentarios o lánzame un email.
Una encuesta
Queremos saber qué piensas de WATIF. Si tienes 3 minutos, te agradeceríamos que respondieras a esta encuesta. Además, entrarás en el sorteo de una de nuestras preciosas agendas WATIF 2025.
El semáforo
🟢 Las narices grandes vuelven a estar de moda. Paul Mescal, Adrien Brody, Matthew Macfadyen, Adam Driver. No es que me beneficie a mí, precisamente, pero igual sí a ti o a algún allegado tuyo, así que good for them.
🟠 El Open de Australia ha empezado a emitir partidos de tenis en YouTube en un formato especial: es una retransmisión en la que los jugadores están representados por avatares digitales que recrean el juego de los tenistas en tiempo real. Es un directo, pero no ves a nadie de carne y hueso; todo son representaciones digitales de la realidad. Es una forma de evitar la falta de derechos de distribución en ciertos canales y países. Desde Tennis Australia dicen que así también ofrecen un formato potencialmente atractivo para nuevas generaciones. La pregunta es, ¿dónde está el límite? ¿Qué pasará cuando nos permitan personalizar esa experiencia de visionado al máximo? Ya me imagino viendo partidos del Real Madrid al estilo anime. No me desagrada, eh.
🔴 YouTube ahora ofrece ver vídeos a 4x de velocidad en el móvil. Como si no fuera tortura suficiente escuchar a niños pedir más rapidez a una película porque creen que es razonable exigir ver cine a más de 1x.
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🤝 Hasta la próxima,
Buen post!
Me han gustado las recomendaciones, algunas ya las hacia, el resto las implementaré.
He sacado las RRSS del móvil "serio" y las veo en casa en la tablet o en otro móvil viejo. No comparto ya nada, salvo alguna foto en IG. No me hago sangre ni sigo ya a casi nadie en X. Uso Facebook para grupos de compraventa, o para solucionar dudas de mecánica de mi vespa. Tik Tok ni tengo cuenta, creo.
El gran descubrimiento de estos últimos meses es el Wasap y sus canales. Los cuales sigo y dejo de seguir según mi interés en ese momento.
Este tipo de prevención online, en las redes, debería ser obligatorio en el colegio, al igual que los primeros auxilios o sobre la diversidad.
Lo dicho buen post!
Excelentes recomendaciones. Ah, espero ganarme la agenda 😝